Los organizadores también tuvieron que encontrar un árbitro de apuro: caído el anunciado originalmente, el danés Peter Mikkelsen, terminó siendo el argentino Abel Gnecco. El de Resto de America que salta con el argentino es el peruviano Chemo Del Solar , que hoy en día estafa rico como DT. “Ese día fue una película”, retoma el entonces jugador de Danubio, también con currículum en Peñarol. En el glorioso currículum de la Selección Argentina hay dos partidos -encima consecutivos- que deberían ser declarados los más bizarros o insólitos. Hubo lesiones musculares, que preocupa por tantos partidos seguidos en dos semanas. Las crónicas de la época no sólo aseveran que Sánchez llegó al Monumental a las 17.38, o sea 22 minutos del inicio del partido. Para aquellos que le dan mucha importancia a las tradiciones o el basarse plenamente en mantener una costumbre producto de un logro previo, en otras palabras sostener la cábala, les da pudor saber que el mínimo detalle de este mismo quede en jaque. El nombre de Zincha aparece gracias a la función de las palabras Zorro e Hincha.
Zinchaera un zorro culpeo original del país austral. Entonces la gente de Graphic comenzó con una vertiginosa doble búsqueda: 1) extranjeros que jugaran en clubes argentinos y, 2) extranjeros que llegaran al país en un puñado de horas, o sea brasileños, uruguayos y chilenos. Guaky: En Venezuela 2007, la CONMEBOL Copa América tuvo como mascota a ‘Guaky’ un guacamayo vestido con la camiseta vinotinto de la Selección venezolana y en sus alas la bandera del país. Tico: Para la edición de Brasil 1989, basados en un Zorzal Sabiá, un ave típica de la región,se escogió a ‘Tico’ para ser la mascota del torneo. Por eso se eligió a esta figura como mascota de la CONMEBOL Copa América Perú 2004. ‘Chasqui’ consistí en un personaje indígena peruano, vestido con la camiseta de la selección peruana. Por supuesto, también hay gente que la pasó muy bien en aquellos partidos, por ejemplo sus jugadores, y en especial quienes fueron citados de improviso para completar el equipo, como cuando a último momento se caen algunos amigos del picadito de fútbol 5. Treinta años después de aquel peculiar Argentina-Resto del Mundo, el ex futbolista uruguayo Daniel Sánchez, entonces defensor de Danubio, lo recuerda desde Montevideo como uno de los mejores días de su carrera.
Encima, como gran parte de la recaudación y las ganancias del Argentina-Resto del Mundo de 1991 serían a beneficio de la lucha contra el SIDA, el partido fue declarado de “interés nacional” por el ministro de Salud del gobierno menemista, Avelino Porto. Semejante constelación de estrellas hacía acordar a uno de los grandes amistosos de la selección, el primer Argentina-Resto del Mundo, jugado en 1979 como festejos del primer aniversario del Mundial 78. Al Monumental, esa vez, sí habían llegado los mejores jugadores del planeta, como los italianos Paolo Rossi y Marco Tardelli, el francés Michel Platini, el polaco Zbigniew Boniek, el holandés Ruud Krol y los brasileños Emerson Leao, Zico y Toninho Cerezo. En concreto: en la gacetilla distribuida en la sala de prensa figuraban las presencias del cerebro alemán Lothar Matthäus (entonces en el Inter), el todoterreno italiano Carlo Ancelotti (Milan), el delantero camerunés François Oman-Biyik (Cannes), el arquero belga Michel Preud’homme (Malinas), el mítico argelino Rabah Madjer (Qatar SC), los delanteros brasileños Bebeto (Vasco da Gama) y Muller (São Paulo), nuestro nuestro conocido Enzo Francescoli (Cagliari) y el también uruguayo Daniel Fonseca (Cagliari). ‘Vengo a jugar, soy Daniel Sánchez’, les dije. Le dije al conductor ‘al Monumental que tengo que jugar un partido histórico, lo más rápido posible por favor’.
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